Porque generalmente,
no somos conscientes de la vida,
del tiempo que se nos ha dado,
y mucho menos,
de la importancia de saber vivirlo.
Cuando éramos niños y estábamos jóvenes,
el tiempo y la vida parecían eternos;
sin embargo, en la medida en que vivimos
y vemos la velocidad con que pasa,
empezamos a ser conscientes de la vida,
del tiempo y de las oportunidades.
Aprendamos a vivir
y a disfrutar lo que la vida nos da,
cuando nos lo da,
y durante el tiempo que nos lo da,
porque todo pasa y la única garantía
que tenemos frente a ello,
es haberlo vivido y disfrutado plenamente.