¿A un verdugo agobiante,
que en su paso lento,
aplasta implacable tus anhelos,
haciéndose ver como tu peor enemigo?
¿O a ese ángel sonriente,
que en instantes mágicos,
te lleva a otros mundos
de realización y felicidad?
¡La respuesta depende,
de si estás triste o feliz!